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HISTORIA DE LA IGLESIA

HISTORIA DE LA IGLESIA EN 9 DE JULIO

HISTORIA DE LA IGLESIA EN 9 DE JULIO LA HEURISTICA,
EN EL ESTUDIO DE LA HISTORIA ECLESIÁSTICA DE 9 DE JULIO
-Breves consideraciones generales-
 
 

Por Héctor José Iaconis

 
 
Ciertamente, la historia de la Iglesia en el Partido de Nueve de Julio es sumamente rica en acontecimientos, por demás significativos, a los que están ligadas figuras ejemplares, tanto de  consagrados, como de sacerdotes y laicos.
Con relativa frecuencia salen a la luz interesantes trabajos sobre la temática en cuestión, generalmente circunscriptos, por así decirlo, a un entramado  más anecdótico que fehaciente.
Ocurre, pues, que la historia eclesiástica es un área del conocimiento que no puede limitarse solo al estudio fáctico, del hecho en sí -estructura fundamental de todo relato-; mas, descontando la inexpugnable contextualización temporal, debe tenerse particular cuenta que, en este orden, todo suceso está íntimamente ligado al proyecto salvífico de Dios: la Iglesia es Cuerpo místico de Cristo(1).
"La historia de la Iglesia -sugiere el Papa León XIII- es como un espejo donde resplandece la vida de la Iglesia […]. Mucho mejor aún que la historia civil […], demuestra aquella la soberana libertad de Dios y su acción providencial sobre la marcha de los acontecimientos. Los que la estudian, no deben nunca perder de vista que ella encierra un conjunto de hechos dogmáticos que se imponen a la fe […]. Esta idea directiva y sobrenatural que preside los destinos de la Iglesia es, al mismo tiempo, la llama cuya luz ilumina la historia"(2).
Hubert Jedin, director del acreditado “Manual de Historia de la Iglesia”, entiende que, "en su conjunto, la historia de la Iglesia sólo puede ser comprendida dentro de la historia sagrada; su sentido ultimo sólo puede integrarse en la fe. La historia de la Iglesia es la continuación de la presencia del Logos en el mundo (por la predicación de la fe) y la realización de la comunión con Cristo con Cristo por parte del pueblo de Dios del Nuevo Testamento (en el sacrificio y sacramento), realización en que cooperan a la vez misterio y carisma"(3).
Historia de la Iglesia, "es -según Alvarez Gómez- la ciencia que investiga y expone, en su nexo causal, el progreso interno y externo de aquella Sociedad [sic] fundada por Cristo y dirigida por el Espíritu Santo a fin de hacer partícipes a todos los hombres de los frutos de la Redención"(4).
Pero, como disciplina científica, parte indispensable para el estudio de la Teología, debe sistematizarse en un método histórico, cuya aplicación es caracterizada por distintos autores.

El uso, insustituible, de las fuentes

Ante esto, cobra vital importancia el uso de las fuentes. El investigador no podrá sustraerse de aquello que certifique la autenticidad de las afirmaciones; y ante las opiniones e interpretaciones, si se quiere aclaratorias, propondrá aquello que no se contraponga a la aplicación de un método científico.
Para Jedin, el uso de las fuentes históricas, ocupa el primer estadio metodológico: "Como cualquier otra historia, la historia de la Iglesia depende también de sus fuentes, y solo puede afirmar o negar acerca de acontecimientos y situaciones del pasado eclesiástico lo que halla en las fuentes rectamente interpretadas. Las fuentes […] han de ser buscadas […]; ha de examinarse su autenticidad, han de editarse en textos seguros y ha de investigarse  su fondo o valor históricos. El primer fin de la investigación histórica así practicada es la fijación de las fechas y hechos históricos […], sin cuyo conocimiento resulta incierto todo paso adelante […], cuando no degenera  en construcción sin fundamento". Y agrega, "por la indagación y elaboración crítica de las fuentes ha alcanzado la historia de la Iglesia, desde el siglo XVI, categoría científica"(5).
Álvarez Gómez  afirma que, "como en cualquier otra rama de la Historia", el método utilizado por la historia eclesiástica, tiene la característica de ser Critico, desde el punto de tender a "examinar rigurosamente las fuentes, según las técnicas propias de la crítica interna y externa"(6).
La clasificación y jerarquización de estos sustentos demandará, quizá, la mayor parte de la primera etapa de la investigación.

La clasificación de las fuentes(7)

En general, las fuentes que testimonian el pasado de la iglesia, pueden agruparse:
▪ Por su forma → Orales, figuradas y escritas.
▪ Por su origen → Divinas y humanas.
▪ Por el tiempo → Contemporáneas, próximas y remotas.
▪ Por el autor → Auténticas, apócrifas y anónimas.
▪ Por su carácter social → Públicas y privadas.

Las fuentes en la dimensión de los archivos locales

Dentro de las denominadas fuentes escritas, sabemos, es sumamente rico el caudal de algunos archivos locales, eclesiales y estatales, en este sentido. Aunque no se niega que, para ciertas materias específicas, el investigador experimenta una cierta insuficienciencia  documental, pues no son  pocos los justificantes inéditos perdidos.
Es importante determinar, si bien a manera de general, el contenido temático de los repositorios  locales, y su relación con la investigación de la historia eclesiástica:
▪ archivos municipales:
→ Correspondencia intercambiada por el clero con el Poder público.
→ Decretos y ordenanzas promulgados en relación con el culto.
→ Estadísticas generales.
→ Expedientes sobre la construcción y mantenimiento de edificios; y sobre otros asuntos temporales.
▪ archivos parroquiales:
→ Libros de Partidas de Bautismo, Matrimonios y Defunción (hasta 1889).
→ Circulares y notas directivas enviadas por la Curia Eclesiástica.
→ Expedientes matrimoniales (reservados).
→ Libros de Fábrica.
→ Libros de Autos de Visitas Episcopales (reservados para algunos años).
→ Cartas pastorales de los obispos.
→ Libros de actas y registros de las asociaciones piadosas parroquiales.
Naturalmente a estos debe incluirse el acervo de los  archivos curiales y de otras instituciones privadas.
Los primeros, cuya organización archivística, generalmente, es por demás meritoria, reúnen parte importante del patrimonio histórico de la Iglesia particular. En muchos casos se encuentran clasificados topográfica y genéricamente en sendos catálogos, muchos ya informatizados.
Las congregaciones de Vida Religiosa, conservan también profusa documentación. Aunque, en casos particulares, la más antigua se halla en los archivos de comunidades donde residen las autoridades generales, provinciales, o sus respectivos consejos. 
Sobre las fuentes custodiadas por instituciones  eclesiales, existen normativas comunes para regular su consulta, según los períodos cronológicos a que correspondan.
 

NOTAS

 

 (1)"[…] para definir y describir esta verdadera Iglesia de Cristo […] nada hay más noble, nada más excelente, nada más divino que aquella frase con que se le llama «el Cuerpo místico de Cristo» […]".PIO XII, “Carta Encíclica sobre el Cuerpo místico de Jesucristo y nuestra unión con el con Cristo”, 1943.

(2) LEON XIII, Enc. "Depuisle jous", dirigida al episcopado francés, 8-IX-1899, Enseñanzas Pontificias - 4 (Abadía de San Pedro de Solesmes), La Iglesia, Buenos Aires, Paulinas, vol. I, p. 453.

 (3) HUBERT JEDIN, "Introducción a la Historia de la Iglesia", en “ Manual de Historia de la Iglesia”, Barcelona, Herder, 1966, t. I, p. 32.

(4) JESÚS ÁLVAREZ GÓMEZ cmf., “Manual de Historia de la Iglesia”, Madrid, Publicaciones Claretianas, 1987, p. 4.

(5) JEDIN, op. cit., p. 30.

(6) ÁLVAREZ GÓMEZ, op. cit.

(7) Ibídem, p. 7.
 

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